martes, 28 de abril de 2009

En TV con Mauro Viale

Interesante programa junto a Gerardo Morales (UCR)

lunes, 27 de abril de 2009

lunes, 20 de abril de 2009

"Vení Moreno, te estamos esperando"

Artículo publicado en La Política Online;
20/4



Un filósofo barrial sentenció que a Moreno “se le soltó la cadena”. Conocido más por sus aprietes a empresarios y funcionarios (aun de su propio Gobierno) que por sus apariciones públicas, Guillermo Moreno decidió que es el momento de dejar los sillones y salir a la pelea pública.

Para ello, eligió la línea conceptual de su jefe: el mundo de los blancos y los negros, de tristes reminiscencias, lejanas y aún cercanas, cuando fueron exhumadas por otro apóstol de la convivencia, como el afortunadamente silencioso Luis D´Elía.

Vaya uno a saber por qué Moreno acude a argumentos tan agudos como el color de la piel o el material de la cuna para definir quienes son amigos o enemigos, réprobos o elegidos de un modelo progresista. Tal vez lo denigra a Prat Gay por ser carilindo, solo por oposición a Kirchner. No lo sabremos nunca (ni nos interesa), simplemente porque a esta altura de la historia es difícil saber cual es el valor político de esos argumentos, ya que valor operativo y ético no tienen ninguno.

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jueves, 16 de abril de 2009

En radio El Mundo

Ayer hablé en el programa de José Calero por radio El Mundo. Sinceramente, parece mentira que los Kirchner encaren la carrera electoral de esta manera. Es una búsqueda explícita del poder como fin en sí mismo. No hay un debate en el plano de las ideas, no hay propuestas, hay ataques hacia los que piensan distinto. Para ellos, hay dos cosas, los Kirchner y la Nada, y así es difícil generar un ámbito constructivo, que es el que correspondería a un proceso electoral.

Entrevista: http://www.asteriscos.tv/entrevista-607.html

miércoles, 15 de abril de 2009

TV: Con Tomás Bulat



El lunes pasado, 13/4, estuve en el programa de Tomás Bulat, en c5n, hablando sobre las elecciones que se vienen. También hay una referencia a Alfonsín -político con el cual compartí varios momentos a lo largo de mi vida política- y la relación entre Estados Unidos y América Latina.

¿Qué opinan de estos temas?

GBA

Hoy salió un artículo muy interesante sobre la grave situación que atraviesa el conurbano. La escribió Hugo Alconada Mon, de La Nación y pone especial foco en el tema sanitario, aunque también toca otros temas.

El Gran Buenos Aires es, sin duda, uno de los puntos críticos del país y seguramente será uno de los ejes de la campaña electoral.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1118411

martes, 14 de abril de 2009

Cumbre del G-20



En el programa de Fabián Doma, por c5n, hablando de la Cumbre del G-20. Es un momento complicado e interesante de la historia en el cual estas cumbres cobran especial relevancia. Me interesa saber su opinión sobre el tema de la crisis, de Obama, de la relevancia de estas cumbres, de nuestro futuro...

lunes, 13 de abril de 2009

La salida del abismo

Encontré esta crítica a mi libro "La salida del Abismo", publicado en 2003 y que narra los entretelones de la negociación de la deuda con el FMI. Tanto para los que lo leyeron como para los que no, para recordar un poco esa época tan compleja; esa pulseada que nos tocó tan cerca a todos...


En la foto, Duhalde y Singh durante la firma del acuerdo.

jueves, 9 de abril de 2009

Un muro demasiado peligroso

Es muy imprudente políticamente, en una sociedad que está tan sensibilizada con el problema de la delincuencia, criticar la decisión de construir un muro entre dos distritos del Conurbano.

Pero creo que hemos llegado a un punto en el que es necesario que paremos y pensemos. Porque, si seguimos con estas ideas, el Conurbano bonaerense, y todas las ciudades del país después, comenzarán a parecerse a dramáticos e inútiles reproducciones de Berlín.

Hay en el Conurbano bonaerense 500.000 jóvenes que no estudian ni trabajan; mas de 2 millones de indigentes; 50% de chicos en pobreza…y así podemos seguir describiendo esta dramática realidad. ¿Cómo es una metrópolis en la que quienes tienen trabajo, no son pobres o simplemente tienen miedo, comienzan a construir barreras para que los otros no pasen?

La historia demuestra que los muros no sirven. Ni el de Berlín, ni la frontera entre México y EE.UU., ni el muro que separa a árabes de judíos son soluciones para problemas estructurales. Pronto serán desbordados, y – peor aún- serán el anticipo de más violencia entre unos y otros.

Tal vez este muro sea una metáfora, una advertencia lo suficientemente brutal como para que como sociedad nos pongamos a pensar si no es tiempo de desarrollar otras soluciones. Hacer todo lo posible para que los chicos se queden en la escuela; asegurar guarderías; generar un ingreso básico que haga que los niños completen toda su educación; confiar en las organizaciones de la sociedad civil para que trabajen con el Estado en contener a los excluidos. Todo ello es mejor que poner más paredes inútiles que nos separen.

martes, 7 de abril de 2009

Un Gobierno que oculta la realidad no es progresista *

Uno de los problemas más complejos de la armonía social es el de saber lo que sucede con la pobreza. Por obvias razones de justicia, la sociedad necesita contar con información correcta y en tiempo para poder construir y operar su agenda de prioridades sobre las cuestiones sociales.

Lamentablemente, sin ese flujo de información, no todos de quienes tienen necesidades son igualmente escuchados. Algunos lo son más cuando se organizan y consiguen influenciar sobre la agenda social; otros son olvidados cuando están dispersos y sin representación. ¿Quién representa (y quién escucha) en realidad al 40% de los trabajadores que están en negro y desorganizados, o a los chicos que duermen en las calles? La preocupación por la pobreza, la asignación de recursos y la energía social no pueden ser -al menos en una buena democracia- el resultado del azar, la presión mediática o la violencia.

Hay varias maneras de lograr esa información y, por tanto, construir la agenda social que defina el camino. Una de ellas es la relación cotidiana con la sociedad civil, que por su capilaridad dentro de las comunidades, puede captar antes que el Estado lo que está sucediendo y así ayudar a armar mejores diagnósticos y acciones. Otra es, claro, estar al tanto de lo que investiga la comunidad académica y aprovechar sus reflexiones para entender mejor lo que pasa o está por pasar.

No obstante, la gran herramienta es un sistema estadístico confiable que permita leer el presente y anticiparse al futuro; y sobre todo, que sirva para demostrar públicamente por qué y cómo se definen las prioridades de asignación del gasto. Sin esa información, se caerá en el peligro del dedómetro o de las prioridades políticas; y será imposible medir cuál es el impacto de las acciones gubernamentales. Si no se sabe desde donde se parte, no se puede saber adónde se quiere llegar.

Por todo ello, ocultar la realidad es más que una picardía política; es una ruptura de los fundamentos del contrato social y, por ello, es funcional a la inequidad. Si mañana, alguien decidiese que ha desaparecido la tuberculosis, no habría razón para asignar recursos para seguir luchando con esta enfermedad y los enfermos quedarían desamparados. Nadie se acordaría de ellos. Manipulando los índices de precios, decidimos que hay menos pobres; manipulando los índices de desocupación decidimos que hay menos desocupados; y desde allí hacemos muchos otros supuestos, como que hay menos niños o jóvenes en hogares pobres. Si decidimos que bajó la pobreza, entraremos en un estado de autocomplacencia que desconectará a los fenómenos sociales de sus causas y efectos. Entonces, no se necesitará redistribuir porque todo está bien. La cadena de la felicidad asegura que lo que no se ve, no existe.

La información transparente no sólo es una obligación democrática. Es una luz de alarma que mueve energías sociales, públicas y privadas; y es por ello que un Gobierno no puede decirse que es ‘progresista’ si oculta la realidad, puesto que frena la discusión y paraliza esas energías. Para que los lectores tengan una idea de lo que esto significa, hace dos años que en la Argentina no se puede hacer investigación social con fundamentos numéricos serios y por ello no podemos saber qué pasa dentro de la sociedad. Hoy, no pueden conocerse cuestiones tan básicas para tomar decisiones como la situación de pobreza de los niños, o la laboral de jóvenes y mujeres pobres. Tal vez sea por todo ello que los programas sociales nacionales cubren solo al 30% de los indigentes.

Por estas razones, sería muy importante que la Ministra de Desarrollo Social de la Nación informe a la sociedad sobre qué base estadística esta tomando decisiones y cómo sabrá cual es el impacto de la crisis sobre los más débiles. Contra lo que pueda pensar el gobierno, mostrar que se sabe lo que pasa (y se actúa en consecuencia), no es una muestra de debilidad, sino de coherencia ideológica y compromiso democrático.

* Artículo publicado en el diario El Cronista, el 26/2/2009

miércoles, 1 de abril de 2009

El paquete anticrisis y los pobres

El Gobierno, ante la crisis, ha propuesto un programa de sostenimiento de la economía destinado principalmente a mantener el empleo por medio del consumo de los sectores medios. Parece suponer que reducirá así también el impacto de la crisis sobre la pobreza.

Tal vez sea por ello que no hay en los anuncios referencia alguna a la situación de los más pobres (aquellos que están en el 15% más bajo de la distribución del ingreso, casi 5 millones de personas, y que incluye a indigentes y pobres muy vulnerables).

Tal vez el Gobierno no toca el tema por suponer tres cosas: 1) que el derrame de las nuevas medidas llegará también a esta parte de la población; 2) que los más pobres no son más débiles que el resto para afrontar la crisis, y 3) que están adecuadamente atendidos por los programas sociales.

Los tres supuestos son equivocados, y el resultado, si no se adoptan medidas adicionales, será un aumento sensible de los niveles de desprotección de quienes han permanecido en pobreza extrema a pesar del crecimiento de estos seis años.

Artículo completo en LaNacion.com