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Un filósofo barrial sentenció que a Moreno “se le soltó la cadena”. Conocido más por sus aprietes a empresarios y funcionarios (aun de su propio Gobierno) que por sus apariciones públicas, Guillermo Moreno decidió que es el momento de dejar los sillones y salir a la pelea pública.
Para ello, eligió la línea conceptual de su jefe: el mundo de los blancos y los negros, de tristes reminiscencias, lejanas y aún cercanas, cuando fueron exhumadas por otro apóstol de la convivencia, como el afortunadamente silencioso Luis D´Elía.
Vaya uno a saber por qué Moreno acude a argumentos tan agudos como el color de la piel o el material de la cuna para definir quienes son amigos o enemigos, réprobos o elegidos de un modelo progresista. Tal vez lo denigra a Prat Gay por ser carilindo, solo por oposición a Kirchner. No lo sabremos nunca (ni nos interesa), simplemente porque a esta altura de la historia es difícil saber cual es el valor político de esos argumentos, ya que valor operativo y ético no tienen ninguno.
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Tantas cosas tendrá que explicar Moreno.
ResponderEliminarLo peor de todo es que nadie se lo va a reclamar. Cuando se vayan los Kirchner se escucharán todas las voces de odio contra ellos pero todos los fraudes y corrupciones quedarán en el olvido.
En los 90 pasó lo mismo.