
Tal vez sea por ello que no hay en los anuncios referencia alguna a la situación de los más pobres (aquellos que están en el 15% más bajo de la distribución del ingreso, casi 5 millones de personas, y que incluye a indigentes y pobres muy vulnerables).
Tal vez el Gobierno no toca el tema por suponer tres cosas: 1) que el derrame de las nuevas medidas llegará también a esta parte de la población; 2) que los más pobres no son más débiles que el resto para afrontar la crisis, y 3) que están adecuadamente atendidos por los programas sociales.
Los tres supuestos son equivocados, y el resultado, si no se adoptan medidas adicionales, será un aumento sensible de los niveles de desprotección de quienes han permanecido en pobreza extrema a pesar del crecimiento de estos seis años.
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